Hacer grabados a gran formato siempre ha estado condicionado por el método de trabajo, concretamente por el tamaño de la prensa y los pliegos de papel. A ello se une que uno de los motivos que dio valor a la estampa frente a la pintura fue, precisamente, su condición de portabilidad. Por estos motivos, tan escasos como espectaculares son los ejemplos que pueden encontrarse anteriores al siglo XX, lo que se que se contrapone a la proliferación de grandes estampas en la actualidad. Durante el Renacimiento hubo un movimiento en el que los grabadores desafiaron los condicionamientos de las medidas estándares, asumiendo la posibilidad de que las imágenes se imprimiesen con varias planchas en varias hojas posteriormente montadas. Probablemente esto estuvo motivado por la ambición de rivalizar con la pintura hasta tal punto que muchas se colocaban a modo de friso imitando relieves en la pared o emulando tapices monumentales. De la misma forma los encargos de los adinerados clientes iban para consagrar el poder glorificado en semejante despliegue de medios. Así, aunque la temática es diversa, se encuentran grabados que representan lujosos salones de palacio, fachadas arquitectónicas extremas, desfiles y espectaculares escenas bíblicas. Al otro lado quedan hermosas panorámicas urbanas planos que exigían grandes formatos para una mejor comprensión: la medida respondía a una escala más divina que humana o a un espacio en el que lo descriptivo necesitó de muchos centímetros para expresarse.
Este fenómeno decayó tras una centuria al decaer la técnica de la xilografía y el aguafuerte multiplicaba los inconvenientes técnicos en la matriz y el proceso. No se sabe cuántas se hicieron durante ese tiempo, ya que la supervivencia de esas monumentales estampas fue más que difícil: la mayoría eran demasiado grandes para ser preservadas en álbumes, otras fueron destinadas a paredes o mal acumuladas en armarios. El resto simplemente desaparecieron con el tiempo.
En 2009 hubo una magnifica exposición en el Museo de Filadelfia de título Grand Scale: Monumental Prints in the Age of Dürer and Titian, comisariada por Larry Silver, donde se mostraron 47 de estos ejemplos. Por describir algunas, pueden citarse como ejemplares el Arco Triunfal que Durero hizo para Maximiliano I (1515) realizado con 42 xilografías y 2 aguafuertes de casi 3 x 4 metros y el Hundimiento del faraón en el Mar Rojo (1513-1516), realizado en el taller de Tiziano.
Alberto Durero supervisó la producción de los bloques de madera que fueron ejecutados por varios artistas. Abrumadora en tamaño y muy detallada en sus escenas individuales, el Arco del Triunfal cumple su propósito celebrando el linaje y los logros del emperador Habsburgo en casi 200 imágenes. Por otra parte, la escena acontecida en el Mar Rojo es una obra maestra que establece su drama bíblico en la realidad contemporánea del siglo XV: representa en expresivos rasgos un cielo melancólico en cuyo horizonte se alza una ciudad italiana pudiéndose ver torres, edificios y agujas de iglesias. El mar amenaza con tragarse el ejército aterrorizado que se aferra a las crines de sus caballos para sobrevivir y en el lado derecho el pueblo elegido queda seguro ya en la orilla…Fíjate en que la proliferación de detalles xilográficos parece acomodarse mejor en el gran formato.
En una entrevista que le hicieron a Greg Cook sobre la potencia visual de las imágenes del Museo de Filadelfia decía «hay que verlas en persona. En la reproducción de la estampa «Vista aérea de Venecia» de Jacopo de de Barbari, la ciudad es un laberinto apretado de edificios, barcos, calles y canales. Pero cuando se ve en la exposición esta vista se abre hasta aproximadamente 9 pies de ancho (casi tres metros). El punto de vista se acerca a Dios y se divisa todo. Puede entender por qué esta maravillosa estampa ensamblada a partir de seis grandes bloque de madera, tallados sin precedentes, impresos en seis grandes hojas fue una de las primeras imágenes protegidas por lo que hoy llamamos el copyright.»pincha aquí para ver el nivel de detalle con que está realizada.
Juan Carrete, refiriéndose al arte contemporáneo, dice: «las estampas son cotidianos elementos de decoración en los hogares burgueses y pequeño burgueses, así como de instituciones publicas y privadas que pretenden dar una imagen de distinción y modernidad. Estos han sido en los últimos años los mejores clientes de los editores de arte gráfico, pero a la vez esta función puramente decorativa ha impuesto al artista la servidumbre y la moda del color y de los grandes formatos, pues mucho menos difundido está el puro gusto por la estampa, la sosegada contemplación de un pequeño álbum o carpeta de estampas» (El grabado en España, siglos XIX-XX, Summa Artis, vol. XXXII, p. 16). Esos pequeños grabados de los que habla el historiador, necesitan del espectador cierto esfuerzo y una actitud bien distinta a las que requieren las estampas a gran formato, actuales o no, en las que parece ser que la transición estética es más inmediata.
Las motivaciones actuales parecen seguir siendo similares y son muchas las iniciativas que animan a realizar este tipo de estampaciones. Complejas estrategias de márketing en las que el ser lo más (lo más grande, lo más colorista, lo más largo, lo más generoso) y el mundo de invisibilidad en el que se mueve el término medio, animan a la realización de happenings de altruistas intenciones construyendo el grabado más grande del mundo, el segundo grabado más grande del mundo, donde se trabaja de manera colaborativa, multidisciplinar y festiva. Con respecto a los artistas, muchos manifiestan preferir grandes superficies para expresarse plásticamente y a otros no les compensa la realización pequeña por no adaptarse a los parámetros, léase en sentido literal, del arte contemporáneo. Aparece también el concepto de verticalidad tanto en la ejecución como en la contemplación. Los menos siguen trabajando en proporciones reducidas, pero cada vez es más raro un artista experimentado que se mueva en formatos inferiores al A3. Verás también quien estampa manualmente, incluso, suelos de madera completos…
Apisonadoras y cilindros son la maquinaria utilizada como prensas y la xilografia se mantiene como la técnica más utilizada, aunque también se usan otras. El taller MurtraEditions) ofece una seccion dedicada a las estampas a gran formato.
Al otro lado, la velocidad, la inmediatez y la sociedad de consumo hacen proliferar un fenómeno idéntico, pero en reducidas proporciones: los Miniprints. Así de Cadaqués a Rosario (Argentina) pasando por Tai-Pei y Gran Bretaña, no hay país que no tenga su particular bienal, trienal, exposición de pequeño formato, ex-libris, tarjetas navideñas o similares. Parece que el arte también se mueve en el mercado con el lema aquél de que «el tamaño sí importa». Esperemos que, ni en un sentido ni en el otro, tome demasiada importancia la adaptación del conocido refrán con que comienza este post: grabado grande…¿ande o no ande?
[Fuente imágenes: superior: Sacrificio de Isaac (detalle), xilografía de 1586 impresa a partir de ocho bloques de madera por Andrea Andreani; siguiente: Arco Triunfal en honor de Maximiliano I, por Durero, en Fliker donde puedes ver más ejemplos; siguiente: Hundimiento del ejército del faraón en el Mar Rojo de 1513-1516; Siguiente: Jacobo Barbieri Vista aérea de Venecia; siguiente, grabado a gran formato en wickedmagazine ]