«…En aquel imperio, el arte de la cartografía logró tal perfección que el mapa de una sola provincia ocupaba toda una ciudad, y el mapa del imperio toda una provincia. Con el tiempo, esos mapas desmesurados no satisfacieron y los colegios de cartógrafos levantaron un mapa del imperio, que tenía el tamaño del imperio y coincidía puntualmente con él. Menos adictas al estudio de la cartografía, las generaciones siguientes entendieron que ese dilatado mapa era inútil y no sin impiedad lo entregaron a las inclemencias del sol y los inviernos. En los desiertos del oeste perduran despedazadas ruinas del mapa, habitadas por animales y por mendigos; en todo el país no hay otra reliquia de las disciplinas geográficas.»
Jorge Luis Borges. ‘Del rigor de la ciencia,’ en El Hacedor. Emecé, Buenos Aires, 1960. Pág 103.
[Fuente imagen: Greyson Perry (Premio Turner 2003) The island of bad art, aguafuerte, 2013]
El mapa, la huella, la escala
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