LOS ORÍGENES DEL GRABADO. Un poco de historia…

Xilografía de San Cristóbal. 1423

Muchos autores, de forma algo confusa, sitúan la antesala del grabado en la prehistoria entendiéndolo por la incisión en un material cualquiera. Así Esteve Botey (1),  lo ubica en la era cuaternaria con la incisión puramente decorativa o utilitaria de los huesos y astas de reno, o Mariano Rubio(2) que habla de unos sellos grabados en piedra, con más de cinco mil años de antigüedad, en Asia Menor.

Pero está claro que su origen ha de hacerse coincidir con la fabricación del papel, y sobre todo, con la intención de reportar una imagen sobre éste. En Europa, la xilografía ronda cercana al año 1400. El primer dato procede de Plinio, quien en su Historia Natural (2) cuenta como “Marcos Varrón superó el volumen de retratos editado por Atico gracias a su invención maravillosa”(3) , invención que los historiadores suponen el grabado xilográfico. Por otro lado, Papillón en su Tratado de grabado en madera, publicado en 1776, escribió que los “primeros ensayos se realizaron en Rávena antes de finalizar el siglo XIII” (4). Actualmente, las manifestaciones más antiguas parecen situarse hacia 1370 con «El Centurión y dos soldados» o «Bois Protats», una virgen acompañada del Niño Jesús y un grupo de santos, que apareció pegada en el interior de un arcón en 1418 y un San Cristóbal de 1423.

Con respecto al grabado sobre metal, el abad italiano Pedro Zani encontró en París en 1797 la que se considera la estampa calcográfica (5) más antigua. Fue obtenida de un repujado en plata, obra de Tomasso de Finiguerra, experto niellatori que vivió en la Florencia republicana de Cosme I de Medici. Un nielador es un orfebre, y un nielo es cada una de las tallas que se rellenaban con una sustancia negra compuesta de cobre, plomo, azufre, bórax y que, entre otras cosas, según Benvenuto Cellini, aumentaba su visibilidad(6) . Parece ser que a Masso se le ocurrió depositar un papel sobre esta talla y ejercer presión por detrás con un rodillo blando, obteniendo en 1452 una rica composición de místicas figuras de ángeles y de santos que relatan la coronación de la Virgen por Dios Padre. Esta imagen fue descrita por Vasari entre otras muchas pruebas de orfebre(7) .

De forma muy similar el aguafuerte procede de los talleres de armería donde se ornamentaban las armaduras y otros artilugios. Parece también difícil establecer su origen: Esteve Botey lo vuelve a remontar a tiempos inmemoriales, al árabe Geber (descubridor del ácido nítrico y clorhídrico) en el siglo IX. Hay unos que afirman que fue en el siglo XIII con Fray Buenaventura de Iseo; otros conceden este honor a Francisco Mazzola, el Parmesano; no falta quien lo atribuye al anónimo Maestro y quien a Alberto Durero. Sea como fuere, lo que sí debe destacarse es la conversión de estos artífices joyeros, tallistas y armeros en artistas. Es curioso constatar como la mayoría de los pintores renacentistas que también fueron grabadores han tenido un estrecho contacto, la mayoría de las veces familiar, con la joyería: Durero, Mantegna, Pollaiuolo, Shongauer, incluso hasta el mismo Gutenberg, el impresor por excelencia, tuvo como primera formación la de orfebre. También la ley de la oferta y la demanda tiene un claro protagonismo en este asunto: por un lado el mercado de la estampa es mucho más competitivo ya que va dirigida al pueblo, teniendo mayor venta un grabado, más barato y de uso más cotidiano, que una cuchara de plata labrada, un cofrecillo de oro o cualquier otra hermosa joya. Por último, con la extensión de otros medios ofensivos como la pólvora, la demanda con toda probabilidad fue lentamente decreciendo: las armaduras se habían quedado blandas.

Como las patentes no surgieron hasta mucho después, habría que decir que independientemente de un año u otro, de un país mediterráneo o nórdico, un inventor o un tracista, lo cierto es que este nuevo arte provoca una movilidad inmensa de artistas que ahora empiezan a dividir su entusiasmo entre los pinceles y las puntas: comienza masivamente la reproducción y divulgación de obras y se forma un gremio muy característico del que sobresaldrán, como siempre, solamente unos pocos.

[Notas: 1-Esteve Botey, Historia del Grabado. Labor, Barcelona, 1935
2-Mariano Rubio Martínez, Ayer y hoy del grabado. Tarraco, Tarragona, 1979
3-Tomás García Larraya, Historia y técnicas del grabado en madera. Meseguer, Barcelona, 1979
4-Ibídem.
5-M. Dúchesne. Essai sur les nielles gravures des orfebres florentins du quinzine seècle. París 1824. “Se describen más de 400 grabados, la mayoría de ellos posteriores a 1470, año de la muerte de Finiguerra. La estampa descubierta por el abad fue reproducida y divulgada por un grabador francés, Pauquet, y hoy figura en el Gabinete de Estampas de París.” Melis Marini, El aguafuerte. Meseguer, Barcelona, 1973. Javier Mariano amplía estos datos citando el Gabinete de Estampas de Berlín donde se encuentra una Flagelación que data de 1446, “pero al igual que otras de la época conservan aun más el carácter de prueba de orfebre que de estampa propiamente dicha.” Mariano Rubio, Op. Cit.
6-Benvenuto Cellini, definido por Vasari como “cincelador, escultor y escritor florentino”, es el más afamado de los orfebres renacentistas. En su Tratado sobre orfebrería se pueden encontrar más datos sobre estos nielos.
7-Una de las fuentes directas del arte renacentista es, sin duda, el libro de Giorgio Vasari (Arezzo 1511): La vite dei piu eccellenti Pittori, Scultori e Architecti , una idea sugerida en Roma por su amigo y protector el Cardenal Farnesio. Esta joya literaria, traducida a los principales idiomas, se viene publicando desde 1550. La edición utilizada corresponde a Vida de grandes artistas, Mediterráneo, Madrid, 1976, un libro que ha estado mucho tiempo sin reeditar pero que, afortunadamente, ahora vuelve a encontrarse en las librerías.

[Imagen inferior: Centurión con dos soldados ó Bois Protats]