FICHAR LA ESTAMPA, CERTIFICAR LA EDICIÓN

La ficha técnica, el certificado de la edición, la ficha catalográfica y el certificado de autenticidad son cuatro documentos relativos a la estampa. Su contenido, por regla general, suele aparecer conjunto ya que va destinados a la mejor identificación de la obra gráfica. Su uso aún no está normalizado en la mayoría de los países, por lo que hoy quiero insistir en la importancia que supone acompañarla de un prospecto mínimo que ayude al consumidor a comprender lo que tiene delante de sí. De esta forma se conoce el proceso y, también, se ubica cada ejemplar  dentro de la edición limitada. Es una buena práctica que todo grabador debiera incorporar a su trabajo.

La ficha técnica de un grabado permite el acceso al modo de realización, las dimensiones, los materiales y el soporte utilizado. Ayuda a la identificación y puede incluir, o no, una fotografía. Es muy utilizado en el ámbito académico por los estudiantes, a demanda de los profesores, y en la descripción más sencilla de cualquier catálogo. No obstante, si solo se adjuntan los datos técnicos estamos dando una información sesgada.

Una edición es una relación contractual entre el artista, el editor y el cliente, por lo que debe existir también información que detalle cuántos ejemplares han sido realizados a partir de la misma matriz: número de pruebas de estado, de ensayo o taller, Bons à Tirer, H/C, la propia edición, las pruebas canceladas y todos aquellos especímenes que se generen. Este certificado de la edición es sinónimo profesionalidad y si, además, está bien diseñado -acorde a la estética del grabado en formato, tipografía y material- realza la prestancia de la obra, la autoridad del artista y la seriedad de la editora.

Hay quien incluye un breve currículo, una justificación de lo representado, consejos de protección y enmarcado, quien lo realiza en un poco afortunado papel de oficina o en el propio continente de las estampas, sobre la carpeta o en el interior del libro, impreso en el folleto de la exposición, de forma virtual en Facebook o mediante hologramas. Por tanto no hay dos fichas iguales, pero en esencia su finalidad es la misma.


Hacerlo facilitará el conocimiento de las particularidades de cada estampa, hoy y mañana, y debe extenderse a toda las manifestaciones de la gráfica, ya sea una edición ortodoxa, abierta o cerrada, un multimedia, un monotipo o una monoimpresión y las estampas iluminadas que, como tales, deben estar identificadas en su numeración como prueba únicas ó 1/1.

Antiguamente la información que hacía referencia a los participantes de la edición se solía encontrar grabada en la parte baja de la plancha, así podíamos saber el autor del dibujo o la pintura, el grabador, el editor, etcétera. Estas anotaciones, address, adres, Adresse o indirizzo que es como se llaman, aparecieron hacia mediados del siglo XV, raramente en la xilografía, y fueron muy comunes en el XIX, hasta que desapareció en la primera mitad del siglo XX, dando paso a la firma y numeración a lápiz en los márgenes o el reverso de la estampa. Puedes revisar de forma exhaustiva todos estos términos en el artículo de Ad Stijnman Terms in print addresses. Abbreviations and phrases on printed images 1500-1900.

En Estado Unidos ya existe una ley de protección al consumidor. California se convirtió en el primer estado en regular la venta de Obra Gráfica Original con la Ley de la Edicion Limitada, se le conoce como la Ley de Georgia (Georgia Law). Desde que apareció en 1971 se fueron sumando estados y en 1986 entró en vigor con disposiciones más completas. Esta ley exige que los vendedores, los editores, los artistas mismos o cualquier institución comercial informe a los posibles compradores sobre la naturaleza de la estampa, con una descripción pormenorizada de la edición, incluyendo la participación del artista, el editor o cualquier otra persona implicada en el proceso. La multa por violación de esta ley (en obras a partir de 100 $) varía desde un  sencillo reembolso hasta el triple de la cantidad en caso de estafa, aparte de correr con las costas del proceso judicial. Puedes leer todos los pormenores de la Ley de Georgia aquí.

Aunque la justificación del tiraje tiene muchas tangencias con el certificado de autenticidad, no es exactamente lo mismo. Este último no solo brinda información valiosa sobre la obra, sino que también otorga seguridad adicional sobre su legitimidad. Es el documento que los coleccionistas de arte usan como prueba de autenticidad y, en caso de que la vendan, ayudará a realizar un catálogo razonado. Puede ser emitido en ediciones póstumas por una institución artística que, además del tiraje, garantiza también la autoría. De todas formas, ya volveremos a este tema porque el certificado de autenticidad merece un artículo aparte… Puedes leer más aquí descargar un ejemplo de certificado de autenticidad aquí

Quiero hacer de nuevo una breve referencia a la atención que debe prestarse a la hora de adquirir cualquier ejemplar de obra gráfica. Una distinción importante, que genera muchas consultas, es la que existe entre la edición de obra gráfica original, a partir de una matriz realizada por el propio artista, y las copias, o reproducciones fotográficas de obras del artista, que se encuentran en el mismo nivel que una fotografía en un libro, un cartel o una postal, aunque con materiales más exquisitos y una impresión más cuidada. Estas reproducciones pueden venderse como «ediciones limitadas», incluso firmadas y numeradas, y a veces se requiere cierto conocimiento para diferenciarlas, pero no dejan de ser copias. Existen lugares acreditados que aclaran que se trata de venta de reproducciones de alta calidad y emiten los correspondientes certificados, por lo que no crean confusión al comprador.

Dada la controversia existente, que se ha multiplicado con la venta online, recordamos que la edición original contemporánea exige la firma y numeración de todos sus ejemplares y nunca es copia de nada. También hay que comprobar si esa firma forma parte de la misma reproducción o si se trata de una impresión digital, el giclée de alta precisión, que muchos artistas han elegido hoy en día como medio técnico para su creación. No está de más leer de nuevo los criterios para la firma y numeración de estampas, las bases que sustentaron el III Congreso de Artistas, celebrado en Viena en 1960, el Código de la Obra Múltiple recopilado por Alfredo Benavides Bedoya, que incluye la normalización en las ediciones póstumas, ésta de Rosa Maribel Rojas o tantas otras que ayudarán a comprender que una obra de arte no puede serlo sin la intervención directa del artista. Un mínimo de conocimiento, comprar en lugares acreditados, exigir la documentación y seguir la traza del producto, cuando ha sido vendido en varias ocasiones, ayudará a no llevarse un chasco.

Por último, la ficha catalográfica suele ir destinada al inventariado y registro de las obras de arte para identificar, almacenar, preservar y ayudar a la realización de catálogos de colecciones, gabinetes de estampas o realizar obras de referencia sobre autores y movimientos específicos. “Estas fichas suelen tener una tipología internacional que usan las distintas instituciones: museos, Bibliotecas Nacionales, Calcografías, Universidades, etcétera, que hoy poco a poco se van incorporando a grandes bases digitales de datos (…) Existe una tradición, que se remonta a varios siglos, de catalogación de grabados y grabadores; esta tradición va desde los trabajos clásicos de Bartsch a principios del siglo XIX, pasando por los de Hind a principios del XX o, en el caso específico de España, de los de Rosell en el siglo XIX a los antes mencionados de Bozal, Carrete, Vega y Páez hechos más recientemente» dice la investigadora Coca Garrido en su artículo Trayectoria, metodología y funciones de un gabinete de grabados . En él se describen las condiciones en que se encontraba el conjunto de grabados de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, y los criterios y metodología seguidos para su ordenamiento y clasificación. En la imagen siguiente extraemos el ejemplo de ficha catalográfica que se utilizó. Por último, muy solvente son también las recomendaciones sobre Catalogación de Estampas. Modelo de asientos facilitadas en la web de la Calcografía Nacional, bajo la coordinación de Blas Benito   que incluye tanto obra antigua y contemporánea como las propias planchas de cobre.

[Fuente imágenes: Alberto Corazón, Como pavesas encendidas en medio de la tormenta,  2010, carpeta de estampas editada por Lucagraphics y Ogamipress; siguiente: Manuel Pastrana, «Leiter», linóleo de la serie Ensamblajes Trasthotéricos, realizado como proyecto de asignatura, 2012; siguiente José Luis Cuevas y Joan Brossa Sobre la vida, libro con ocho grabados en madera y seis poemas editado por Tristan Barbará Editions, 2005; siguiente: Frans van den Wyngaerde, después de Peter Paul Rubens c. 1640–60, aguafuerte y grabado en Metropolitan Museum of Art; siguiente: Certificado de Autenticidad, Kim Byungkwan, PHANTASMA_03 en  Saatchi Art; siguiente: Marisa LLobel Carrasco, Una mirada a Japón, carpeta de estampas, 2018 realizada como proyecto de asignatura; siguiente: ejemplo de certificado de autenticidad del artista Keith Haring, imagen via artplease.com and artspace.com en widewalls.ch; siguiente: Ficha Catalográfica en Coca Garrido, Trayectoria, metodología y funciones de un gabinete de grabados, artículo en rev. Arte. Individuo y Sociedad, Universidad Complutense de Madrid, vol. 12, pp. 113-130, 2000; abajo: Descripción de la edición de Pío Baroja Nessi, P. y Guillermo Vargas Ruiz, «Estampas Iluminadas», colección Tiempo Para la Alegría certificado de la edición, Ediciones de Arte y Bibliofília, Imp. Julio Soto, Madrid:  1980 Ejemplar nº 110 de una edición de 220.  en Todocolección.net

LA FALSIFICACIÓN DE LA OBRA GRÁFICA

La falsificación aparece en tanto en cuanto existe el valor de cambio en la obra de arte, el deseo de posesión y el de especulación. En el campo de la gráfica una definición objetiva, sería la que de orden legal se refiere a una estampa hecha para inducir a error en su autoría, y por tanto lleva implícito el concepto de dolo, de mala intención o intención de engaño. Tomando esto como premisa, no pueden entenderse como falisificaciones las copias, las atribuciones falsas, los facsímiles, los pastiches y tampoco, desde el punto de vista más estricto, la reproducción offset de un grabado, causante muy común de lo que muchos pequeños coleccionistas definen como “una mala compra”.

En el post que escribí hace algún tiempo sobre los condicionantes que debía cumplir la obra gráfica original, ya hablaba de la costumbre de algunos artistas -presionados por encargos apresurados, por desconocimiento o tentados por el dinero fácil- de reproducir en imprenta una obra suya haciendo una cuidada edición firmada y numerada.  En el Congreso de Viena se contempló explícitamente este caso y se afirmó taxativamente que esta práctica no se puede considerar estampa original. Empresas, artistas, galeristas y editoriales, con buena o mala intención, y siempre bajo parámetros estrictamente comerciales, son los responsables de estas iniciativas. Puede suceder también que se extralimite el número de estampas en que se pactó la edición. Más que una falsificación podría considerarse una estafa, siempre que represente el intento de dolo del que hablaba más arriba: una plancha debe ser cancelada una vez que se termina de editar. Muy distintas son las ediciones legales que con distintos fines, de divulgación, conservación u otros, realizan Calcografías y Bibliotecas Nacionales a partir de las planchas de un artista, con los correspondientes certificados.

De vez en cuando saltan a la prensa noticias de falsificaciones de obra gráfica que parecen que copan un porcentaje extraordinariamente alto del mercado. Los autores más nombrados son también los más cotizados: Picasso, Dalí, Miró, Chillida y Tàpies o los extranjeros Warhol, Chagall y Lichtenstein. Una actuación policial que se dió hace unos años originó un revuelo periodístico que concluyó en la consulta a  muchos especialistas. Algunos ejemplos de estas útiles declaraciones fueron las que realizaron los entonces responsables de varias instituciones y galerías. El director de La Caja Negra diría:  “El control de la tirada es la base de la credibilidad de nuestro trabajo y creo que los editores de obra gráfica hemos cuidado muchísimo este aspecto (…) Históricamente las planchas se rayaban para impedir así futuras utilizaciones». También Pilar Serra, de la galería Estiarte de Madrid comentó lo siguiente: «Es cierto que ha estado saliendo al mercado obra sospechosa, sobre todo de Miró (…) La obra gráfica se presta a estas falsificaciones, por eso hay que comprar siempre en sitios seguros, nosotros lo hacemos siempre a los editores originales o a sus herederos». También Juan de Muga, responsable de Ediciones Polígrafa y de la Galería Joan Prats  «Que la gente se acostumbre a comprar exigiendo el certificado de autenticidad, un seguro que sólo el editor puede firmar. En él debe constar la tirada, incluso las pruebas de artista o de taller». A la Fundación Miró o la Fundación Tàpies llegan muchas personas para que se les asesore sobre la autoria de una obra, pero ellos siempre insisten en que se debe comprar con este documento. A  Miquel Tàpies le llamaron de una jefatura policial para que emitiese un juicio sobre unas litografiás de su padre: “Me pareció que estaban copiadas del original. La principal diferencia con las obras buenas es el color, la litografía falsa tiene los tonos cromáticos mucho más apagados y la firma es visiblemente falsa”.  Pincha aquí para leer la noticia completa en El País, aquí tienes otra información del Ministerio del Interior sobre una incautación de grabados de Goya y Dalí , lee  esta otra de Dalí o ésta de Miró , uno más sobre una falsificación de la Suite Vollard, este otro de falsas litografías … te irás haciendo una idea.

Esta actuación viene de muy antiguo: Durero, Raimondi, Callot, Ribera, Rembrandt ya la sufrieron, pero si nos detenemos a pensar un poco nos daremos cuenta que la falsificación es extraordinariamente rara, ya que para hacer un grabado hay que tener un conocimiento profundo de la técnica, saber imitar el estilo de otra persona, tener un buen original del que fijarse, lo que no suele ser muy común y, si el grabado es antiguo, contar con un papel similar al de la época con la correspondiente verjura y filigrana…Cualquier error en uno de estos requerimientos resultaría en una falsificación a medias que nunca es convincente. Aunque desconozco si por el momento incluye obra gráfica  La Nacional Gallery anuncia para el 30 de junio una exposición sobre las mejores falsificaciones de arte. Estaré pendiente porque puede resultar bastante curioso. Lee más aquí.

Es muy frecuente que algunos coleccionistas inexpertos se encuentren con una estafa, engaño, mala compra o como quiera llamarse, atraídos por precios módicos y estrategias de publicidad engañosa. La más común es, como decía más arriba,  comprar una  reproducción offset firmada por el artista (en los casos más burdos hasta la firma forma parte de la reproducción). Distinguirla es fácil si se cuenta con la herramienta adecuada. Un simple cuenta hilos que permita ver la trama de la cuatricromía (puntitos cyan, magenta, amarillo y negro similares a los que a simple vista pueden apreciarse en una gran valla publicitaria).  No obstante, las nuevas técnicas de reproducción en impresoras de alta calidad pueden incluso eliminar esta estrategia de verificación. Este hecho es más frecuente de lo deseable y aparece, incluso, en ámbitos pseudo-profesionales causando confusión y enfado. Intentemos entre todos que no nos den liebre por grabado. Lee este interesante texto sobre la impresión y/o reproducción giclée

Uno de los mejores artículos al respecto es el de José Manuel Motilla de títúlo Técnicas de Reproducción y Falsificación de Arte Gráfico , en las Actas del XIII curso monográfico sobre Patrimonio Histórico celebrado en 2001 por la Universidad de Cantabria. Diez páginas, de la 67 a la 77, de este libro Google pueden aclararte muchas cosas acerca de las técnicas y tecnologías usadas a lo largo de la historia hasta llegar a los últimos avances. Pincha en el enlace y comprenderás en su lectura lo complejo del tema, ya que el concepto de original múltiple y la labor de reproducción que la misma obra gráfica ha soportado hace que la casuística sea muy diversa. Recuerda que la mejor arma contra el engaño siempre es el conocimiento.

Tampoco son falsificación el facsímil y el pastiche. La intención del primero es realizar una reproducción exacta del original con pretensiones tan diversas como la difusión, adquisición de fondos, conmemoración… Algunos son de una calidad extraordinaria llegando incluso al lujo, pero nunca se le concede en el valor de original. Muchos museos la realizan como medida preventiva de conservación, dado que el papel se deteriora fácilmente, y  muchos ayuntamientos, asociaciones o empresas hacen ediciones facsímiles de grabados relacionados con la historia local o con la Historia del Arte en general. Buenos ejemplos son esta edición Facsímil de la Tauromaquia de Goya o estampas de índole geográfica tipo el Civitates Orbis Terrarum, por poner algún ejemplo.

Un pastiche es una imitación que intenta sacar provecho de la fama de un artista a quien se copia malamente. No es un fraude si se hace constar de forma adeuada la autoría y la falta de calidad es el mejor indicativo. Uno de los ejemplos más citados son las copias que se realizaron de los grabados de José de Ribera:  Estudio de orejas, Estudio de ojos, Estudio de bocas….diseñadas para elaborar las cartillas de dibujo en los siglos XVI y XVII. Estas estampas produjeron una gran influencia en Europa ampliándose con copias a buril que imitaban el estilo original. Son, en definitiva, versiones malas de lo bueno. (Si quieres saber más acude al libro de Rosa Vives, Del cobre al papel. La imagen multiplicada.)

Tampoco es falsificación una atribución falsa de las que están llenos los museos y que hasta a los más entendidos dan motivos de largas horas de estudio y algún que otro quebradero de cabeza. Suelen evolucionar con el tiempo y en algunos casos nunca se hace definitiva. Una de ellas la citábamos hace poco en el post de este mismo blog sobre La crucifixión de Durero.

Los especialistas en grabado suelen recibir con frecuencia consultas acerca de la posible valía de una estampa. El reconocimiento visual siempre es imprescindible y a veces la equivocación inevitable, hasta para los mejores. Es buen consejo poner todos los medios al alcance para que esto no suceda y discernir lo que puede ser una adquisición sospechosa. «La falsedad está tan cercana a la verdad que el hombre prudente no debería situarse en terreno resbaladizo» decía Marco Tulio. Las indicaciones para quien se inicie en una compra son básicas:

– Huir de las gangas. No existen los Picasso originales por 30 ni por 300 euros. Sin embargo encontrarás muchos en distintas casas, físicas o virtuales, que  evidentemente  responden a reproducciones fotomecánicas. Se suelen presentar bajo la denominación de litografía offset de tal o cual artista y debes tener claro que lo que compras es una reproducción, ahí no existe engaño. Se extiende también artistas menos reconocidos y los motivos representados pueden ser tanto un grabado como una pintura. El offset es la evolución técnológica de la litografía, pero estas actuaciones cuando no son claras hacen mucho daño al coleccionista primerizo que con gran ilusión comienza a hacer su esfuerzo inversor; aunque la obra gráfica sea mas economica, permita adquirir grandes firmas y a veces se encuentren buenos precios, sigue siendo un artículo de lujo. De no tener esto claro es probable que compres una reproducción firmada a lápiz, el autógrafo de alguien por un valor desorbitado.


– Sospechar del mercado negro
donde abundan los grabados antiguos y actuales de multitud de autores. Si no eres un especialista, un connoisseur de visión aguda, pon los pies en polvorosa.

-Comprar en sitios acreditados y exigir el certificado de autenticidad. Imprescindible. Mira aquí un ejemplo de certificado  Aunque varían de unas casas a otras todos testifican la autoría de la estampa ofreciendo el mayor número de datos posible acerca de la edición. Siempre alecciono a mis alumnos a que elaboren una ficha técnica lo más completa de sus grabados, en los que luego pueda basarse este certificado.

Documentarse. Saber del artista de quien compramos, de su cotización en el mercado, de su obra, de su manera, incluso de quién lo vende. Mientras más datos se posean, mejor .

Hacer un reconocimiento visual concienzudo en el que se verá la calidad de la estampación, la veracidad de la tinta y su saturación, el relieve de las tallas, que haya troquel en los límites de la plancha (ojo, que la marca de la cubeta es fácilmente falsificable)… Si puedes, intenta saber algo de la apariencia de las distintas técnicas y usa el cuentahilos, es tu mejor aliado para este aspecto.  Para comenzar pincha aquí y verás en el taller de Murtra Editions un esquema con el aspecto de algunas técnicas gráficas, también en el documento de Martin Riat. Una mirada experta raras veces es engañada.
– Los objetos genuinos siempre cuentan con una historia, documéntate sobre ella.
Huye de las ediciones de miles de ejemplares si quieres un grabado original. Suelen lanzarse al mercado de forma sensacionalista. Si lo que deseas es una reproducción es una buena opción, ya que salen muy baratas.

Por último, si por el momento no puedes costearte una obra artística, disfrútala en los museos, en las exposiciones, en los gabinetes de estampas; conocela, siéntela y piensa que mientras haya gente que anteponga una firma y rechace la obra de un desconocido por muy hermosa que sea, existirán los falsificadores. Una colección es una carrera de fondo, no tengas prisa.

[Fuente imagenes: superior, firma falsificada de Dalí en Artdaily; siguiente: estampa a partir de una plancha cancelada (obsrva la raya que la cruza) de Giacometti Annette face; siguiente, falsificación de Dalí; siguiente; cuenta hilos y dos tipos de trama de puntos de una reproducción fotomecánica; Modelos de ojos de Pedro de Villafranca , Summa Artis tomo XXXI, p 324 connoisseur examinando una estampa en fineartregistry.com; el resto tienen los enlaces en el texto]